jueves, diciembre 14, 2006

Mortuary

Tobe Hooper, tras las infumables Toolbox murders y Dance of the dead, sigue en caída libre con este pastiche de Karate Kid, Poltergeist, The Puppet Master y El regreso de los muertos vivientes, que se postula como una de las peores pelis de zombies de la historia.

Una familia formada por Inma Mayol (teniente de alcalde de Barcelona), DanielSan y Punky Brewster se mudan a un caserón muy chungo. El padre ha muerto, aunque en ningún momento se preocupan por explicarnos de qué, y tampoco importa mucho porque los chavales ni se acuerdan de él. Lo mejor para superar tan grave pérdida es que la madre acepte el trabajo que le han ofrecido a miles de quilómetros de su ciudad natal: maquillar los muertos.



Nada más llegar a la casa, ya ves que la cosa va a terminar mal. Para empezar, la casa tiene el cementerio del pueblo en el jardín. Al menos los de Poltergeist tardaron unas semanas en enterarse que tenían un camposanto indio bajo los cimientos. Se ve que el antiguo maquillador era un guarro, porque la finca está que da verdadero asquito. La fosa aséptica se ha petado y llena de mierda de muerto todo el porche de tan bonito hogar. El interior, sucio, mal iluminado, crujiente, tétrico, no ayuda. A DanielSan le entusiasma, porque sabe que hacerse el siniestro le ayudará a ligar con las chicas. A Punkybrewster se la lleva floja. A la madre le hace una ilusión tremenda maquillar muertos... sin experiencia previa. El tipo que les recibe es un gilipollas con bastón que le tira los tejos a Inma Mayol, aunque por su mirada se diría que está más interesado en Punky.

Los niños de hoy en día son unos morbosos y no le tienen miedo a nada, así que mientras Punky se dedica a buscar a su padre en los ataudes que hay en el vestíbulo, DanielSan elige su habitación: el ático oscuro y con rejas en las ventanas, que tiene el nombre Bobby F. gravado en el alféizar. Si eso no es ir a buscarse la desgracia que baje Freddy y lo vea.

En el sótano, que es donde la madre trabajará, encuentra una llave. Se corta en la mano con ella (lo que digo, lo van buscando), y la sangre cae al suelo y se desliza al desagüe, que echa unos ruidos raros, como de monstruo abisal esperando en un vector de un universo paralelo a que se le invoque para llegar a dominar nuestro plano dimensional. La llave tiene forma de estrella, que es una forma de decir que abrirá la cosa más insospechada, en plan Tomb Raider.

DanielSan va a la única cafetería del pueblo a pedir trabajo, y una mujerona fumeta y exalcóholica se lo da a la primera de cambio. El adolescente y las dos putonas del pueblo se ríen de él en la cara, quizá porque es la primera vez que ven a alguien de su edad. A destacar las increíbles tetas de la putona rubia, hinchadas a base de la materia encefálica de los tres lumbreras. Como el villorrio es aburrido, DanielSan se da un garbeo por el cementerio, a fumarse un peta, donde es perseguido por una sombra chunga que le asusta y le hace trastabillar, pero que no va a más, porque solo llevamos 20 minutos de peli y no es plan de cargarse al protagonista. La que sí que lo pilla es Inma Mayol, que en contra de su política progresista, le mete una buena bronca por fumar chocolate y no coser muertos como hace ella.



DanielSan, que ya vemos que es el que lleva el hilo de la peli, empieza a trabajar y, oh sorpresa, se encandila de la sobrina de la mujerona de la cafetería, una especie de Lindsay Lohan morbosa con un amiguete sobón. Los tres adolescentes del pueblo no pueden soportar ver tanta juventud junta, y se pelean con DanielSan, al rescate del cual no acude ningún Miyagi. ¿Ya has conocido a Bobby Fowler?, le preguntan, a lo que el chaval, como en Memento, no relaciona con la inscripción en su ventana, que ha visto el día anterior.

La madre recibe la visita del sheriff (y único policía del pueblo), que le pide que vigile bien su jardín, porque quieren acabar con los bebés del cementerio. Deducimos que la rubia tiene unas peras así de grandes porque lleva unos cuantos bombos en su haber.



Por la noche, la Lindsay Lohan viciosa y su amigo sobón le explican la historia de Bobby Fowler a DanielSan (que se parece a Mike Meyers de pequeño). Muy original no es: niño feo que es odiado por sus padres, niño feo asesinado por sus padres, niño feo que vuelve de la muerte para matar a sus padres. Una vez tenemos el concepto niño feo bien claro, nos damos de bruces con los tres adolescentes visitando el cementerio para copular. Se meten en una de las criptas porque en principio es más guay, y allí hay la sombra rara de antes que les acecha. Tengo dos malas noticias:no distinguimos si la sombra es fea o no, y la rubia no llega a enseñar las domingas.

El sótano de la madre se llena de muertos podridos (por lo visto, la fase de putrefacción cadavérica en ese pueblo empieza tres minutos antes de la muerte, y se acelera en las primeras horas), y DanielSan descubre que el amigo sobón es gay (como todo buen amigo sobón que se precie), por lo que tiene vía libre si quiere ligarse a la viciosa. Lo tendrá difícil, porque los adolescentes profanadores de tumbas (menos la rubia) aparecen en el bar... podridos. Son violentos, se mueven entre espasmos y vomitan sangre a chorros. Incluso vomitan dentro de la boca de la mujerona. Mala señal.

En esas que hay un accidente en la autopista y el tipo del camión le llena la casa a Inma de ataudes con cadáveres. Ella, que iba lenta cosiendo brazos seccionados, ya no da abasto, así que se deja infectar por la sangre en forma de planta clorofílica, que es mucho más cómodo convertirse en un ser irracional controlado por una voluntad superior, además de permitirse no tener que limpiar la casa. Cuando DanielSan, el Boris de Wichita y la Lindsay Lohan del Chocho Mojado aparecen para cenar, y se encuentran que Mamá Ultracuerpo les ha preparado sopa negra como el virus ese de Expediente X, empiezan a plantearse que en el pueblo pasan cosas raras.

Con este alarde de deducción propio de Sherlock Holmes, y quizá porque Mamá Ultracuerpo intenta matarles a machetazos cuando le echan sal a la sopa, deciden huir. Y qué mejor huida que por la cripta donde desaparecieron los adolescentes vomitones. Allí dentro se encuentran a la rubia, que no estaba muerta ni de parranda, pero que aún va escotada, y que dice que Bobby Fowler les ha metido un mal bicho en el cuerpo y todo eso que ya sabemos porque lo que se dice sutil, sutil, esta peli no lo es. Mamá Ultracuerpo les sigue, y el virus negro se expande por la casa y se mete en los cuerpos de los cadáveres de la autopista, que regresan a la... ¿vida?

Bobby, que es tan feo de mayor como lo era de niño, secuestra a Punky Brewster y se la lleva a su escondrijo como a una vulgar Natascha Kampusch. Su hermano mayor, DanielSan, acude al rescate, pero se encuentra que la casa está rodeada de zombies. O algo parecido, léase el poli de los bebés del cementerio, la tía de Lindsay, Mamá ultracuerpo y los adolescentes vomitones. Dentro, los muertos de la autopista duran poco, porque en cuanto descubren que la sal les mata, los evaporan como a la bruja malvada del oeste. La rubia, que se contagia como el que tiene pis, muere la primera.

Bobby se lleva a Punky al sótano donde hay el bicho ese del desierto de Star Wars, que se comió a Bobba Fett. ¿Será Bobba Fett pariente de Bobby Fowler? Pero la cosa ha perdido la gracia porque DanielSan, su novieta y el próximamente muerto amigo sobón tienen media fábrica de Sal Costa en sus mochilas, con la que dan pasaporte a los zombies porculeros. Luego echan los restos al pozo del bicho ese raro y se van corriendo porque las catacumbas van a rebentar y blablabla, lo de siempre.



Cuando salen, y DanielSan y Punky se han quedado huérfanos de la forma más dramática posible, y Lindsay calcula si está en sus días fértiles, reaparece la madre y se lleva a la niña, y un cacho de virus negro absorve a DanielSan a las profundidades del terror. Del terror de película que da a su fin con el vergonzante nombre de Tobe Hooper, que me ha hecho perder otros 80 minutos de mi vida con este engendro.

jueves, diciembre 07, 2006

They are night zombies, de Sufjan Stevens


No toda la música acerca de los merodeadores se basa en la estridencia de cuerdas que popularizó Romero, como ya vimos con los Naked Apes. Cantantes como Sufjan Stevens demuestran que los muertos vivientes son temas tan válidos como los corazones rotos o los amores de juventud. Incluso algo más crudos.




I-L-L-I-N-O-I-S! Ring the bell and call or write us
I-L-L-I-N-O-I-S! Can you call the Captain Clitus?
Logan, Grant, and Ronald Reagan
In the grave with Xylophagan
Do you know the ghost community?
Sound the horn, address the city

(Who will save it? Dedicate it?
Who will praise it? Commemorate it for you?)

We are awaken with the ax
Night of the Living Dead at last
They have begun to shake the dirt
Wiping their shoulders from the earth
I know, I know the nations past
I know, I know they rust at last
They tremble with the nervous thought
Of having been, at last, forgot

I-L-L-I-N-O-I-S! Ring the bell and call or write us
I-L-L-I-N-O-I-S! Can you call the Captain Clitus?
B-U-D-A! Caledonia! S-E-C-O-R! Magnolia!
B-I-R-D-S! And Kankakee! Evansville and Parker City

Speaking their names, they shake the flag
Waking the earth, it lifts and lags
We see a thousand rooms to rest
Helping us taste the bite of death
I know, I know my time has passed
I'm not so young, I'm not so fast
I tremble with the nervous thought
Of having been, at last, forgot

I-L-L-I-N-O-I-S! Ring the bell and call or write us
I-L-L-I-N-O-I-S! Can you call the Captain Clitus?
Comer and Potato Peelers! G-R-E-E-N ridge! Reeders
M-C-V-E-Y! And Horace! E-N-O-S! Start the chorus

Corn and Farms and Tombs in Lemmon
Sailor Springs and all things feminine
Centerville and Old Metropolis
Shawneetownn, you trade and topple us
I-L-L-I-N-O-I-S! Hold your tongue and don't divide us
I-L-L-I-N-O-I-S! Land of God, you hold and guide us

miércoles, diciembre 06, 2006

Z-Day, por Jesse Custer

12/12/07
05:45
Faltan diez minutos para el salto y aquí arriba no hay nadie a quien le parezca una buena idea. Algunos rezan, encomendándose a un Dios que parece haber borrado a los Estados Unidos de su mapa particular. Me alisté hace poco más de un mes y ya he oído al menos quinientas versiones de cómo empezó todo. Un arma biológica, el ataque definitivo del puto Bin Laden, demasiada televisión, la madre naturaleza cumple su venganza. Nadie sabe que pasó, pero en menos de quince días la mitad de la población de la máxima potencia mundial se estaba comiendo a la otra mitad. Literalmente.
Suena el pitido, la luz roja. Es hora de ganarse el cheque.


14/12/07
14:42
Inteligencia. Bonito nombre para un puñado de incompetentes. La caída fue mal, es muy difícil pisar tierra cuando apenas la ves y veinte dentaduras luchan por un pedazo de tus piernas. De los pocos que conseguimos tocar suelo solo la mitad llegamos al punto de encuentro. Cuatro hombres, dos fusiles, tres cargadores y una radio. Las noticias tampoco son alentadoras. Es casi imposible avanzar por tierra. Y ellos siguen igual. Llegan a la frontera deslizándose y cuando pisan suelo extranjero dan la vuelta. Lo mismo pasa con México.
Los zombies son patriotas.


15/12/07
01:25
Si queréis un buen consejo, no les disparéis a la cabeza. Olvidar todos esos tópicos, eso de que comen cerebros es una soberana chorrada. El otro día vi a tres comiéndose unas Nike, calcetines incluidos. Si huele a humano, es comida. De nuestro "grupo de asalto" quedamos dos. Mi acompañante, un francés con mala leche y más ilusión por vivir que la Reina Madre.
Tío, si lo conseguimos nos llevamos la pasta de todo el equipo. Mucho dinero.
Si lo conseguimos me hago vegetariano.
Dinero. Eso es lo que nos trajo aquí. "Alístate. Ayuda a los aliados. Haz tus sueños realidad". No nos apuntamos para devolver antiguos favores, quien lo diga miente o está completamente loco.
Mañana al amanecer entraremos. La luz del sol los deja como si se hubieran bebido media destilería del tío Jack.




16/12/07
08:45
La buena noticia es que tengo en mi mano derecha lo que hemos venido a buscar. La mala es que no tengo mano izquierda. El francés se quedó junto a ella y el resto de mi brazo en la entrada. Zombies con trajes de chaqueta, con chalecos antibalas y muy mala leche. O tienen memoria de lo que eran antes de morir o saben lo veníamos a buscar. Contraespionaje zombie. Sí, estoy empezando a delirar.
Pegaso, aquí Icaro. Paquete listo para la extracción.
Recibido Icaro. Suba a la azotea, en cinco minutos llegará su taxi. ¿Pasajeros?
Casi uno.
Aprieto el torniquete para que el dolor me despeje un poco y me de el valor suficiente para llegar arriba, sin pensar en cuantos encontraré en el camino o en si son ocho o nueve las balas que quedan en mi último cargador.
Pienso en mi cheque multiplicado por dieciséis, en la sonrisa de mi ex –mujer, la visión más horrorosa de la tierra. Y abro la puerta.

Relato del gran Jesse Custer.