lunes, octubre 30, 2006

The Zombie compilation.

Bueno, para que os vayais abriendo camino entre el mundillo de los zombies, os dejo el zombie compilation, una recopilación de escenas de películas de zombies de culto, acompañadas por la canción Don't fear the Reaper de Blue Oyster Cult.


domingo, octubre 29, 2006

Nueva york bajo el terror zombie, de Lucio Fulci

A gusto se quedó el que le puso el título a este pequeño clásico de la filmografía de los merodeadores.

Nueva York es un telón de fondo, una excusa argumental (si llega) para un film ambientado en el Caribe, y con zombies de voodoo. De hecho, el título original (Zombie) es de lo más explícito, y algún otro alternativo (Voodoo) acertadísimo.

Aunque no nos vamos a engañar, porque los títulos largos son chulos y Nueva york bajo el terror zombie, aunque inadecuado, es molón como pocos.

Vale, estamos en Nueva York, en los setenta, con las torres gemelas ahí en el skyline (oh, mira las torres gemelas) y un velero que se aproxima por la bahía. Guardacostas arriba, oye qué pasa, nos sale un gordo putrefacto y le arranca un cacho de brazo a uno. Tiro y al agua, todos muertos (unos más que otros). Y ya está.

A partir de aquí, los protagonistas son italianos simulando ser americanos (bueno, USA ya vendría a ser eso), en plena investigación. La hija del dueño del barco, sacada de su primera comunión, se encuentra con Peter West, intéprido reportero (un Hutch de pacotilla sin su Starsky). Como no les cuadra que alguien se muera en un barco y desaparezca, deciden zarpar a la isla donde el malogrado padre pasó los últimos años de su vida.

Hutch

La Virgen

Nick Nolte en plan aguantavelas

Y Saddam Hussein como el Médico Chungo

Para eso viajarán en un barquito con un matrimonio formado por el clon cutre de Nick Nolte y su mujer, que no se parece a nadie y que por eso mismo enseñara cacha en la segunda escena en la que aparece.

Tanga bien, gorro de baño mal.

De camino a la isla (alejándonos de Nueva York, señor traductor de títulos), la chica se queda en tanga de hilillo y bombona de oxígeno, y se lanza al agua patos a bucear ante la lasciva mirada de Hutch y la indiferencia de Nick Nolte B. Ahí un tiburón la acosa, momento de mucho miedo porque la tía no hace más que ponerse delante del escuálido, que parece más interesado en frotarse la panza con el coral que en zamparse a tan ricachona moza subacuática. Cuando ya ha creído escapar del tiburón, es un muerto viviente el que quiere hincarle bocado, con lo que la chica es rescatada con un ataque de nervios de tres pares de cojones.

El muerto viviente, que se ha quedado con las ganas, se enfrenta al tiburón en una de las secuencias más despatarrantes que he visto en pantalla. El tiburón debe ir drogado, porque el zombie consigue apresarlo y arrancarle un poco de aleta, de lo que deducimos que el pececito es sibarita.

Combate desigual

El primero que diga que los tiburones son mamíferos y no peces recibe un tiro en la cabeza.

Al llegar a la isla, se dan cuenta que no es un lugar paradisíaco. Todos los lugareños la están palmando bien, el pueblo está desierto, hay un montón de papeles por el suelo que eso siempre da mal rollo, y además el único occidental que queda es un médico chungo que acoge a los viajeros.

¿Qué pasa? Mal rollito. La isla tiene tanto voodoo por metro cuadrado que uno no puede ducharse ni tranquilo. En otra de esas escenas de desnudo gratuito que tanto disfrutamos, mientras una chica se ducha en el comedor de la cabaña con todas las ventanas abiertas, un muerto andante hace acto de aparición y se la quiere zampar. Se conoce que además de muerto es un hijodeputa de cuidado, porque el muy cabrón (descanse en paz) no tenía necesidad alguna de clavarle un astillazo en el ojo al romper una puerta. Vale, es de esas escenas que te hace poner una mueca de dolor y que volverás a ver tres o cuatro veces antes de que acabe la semana.

Morirá en la flor de la vida

Sea como sea, la pandilla de Scooby Doo coge un jeep y no tiene mejores planes que plantarse en casa de la finada. Allí llegan tarde al banquete. Cuatro o cinco tipos con muy mala cara se están pegando una comilona a base de las entrañas de la chica de la ducha. Como se les revuelve el estómago, salen de la casa, pero ya está todo plagado de zombies. Por suerte, corren poco, así que consiguen pillar el jeep y largarse al bosque. Como es sabido por todos, si coges un coche perseguido por zombies, las probabilidades de tener un accidente en un bosque siniestro de una isla semidesierta son altas. Lo tienen, y se meten pa lo hondo. donde puedan ser devorados con mayor facilidad.

Es el momento de la explicación racional a tanta locura. Entre árbol y árbol encuentran unas lápidas de los conquistadores españoles, de 500 años de antigüedad. Por lo visto fueron tan crueles que el mal se ha quedado todo ese tiempo en la isla. Carne huelo carne quiero, los conquistadores (Ramírez, Iñigo, y demás nombres de abolengo) se levantan de sus sepulturas con hambre. Susto, desgarro, tiro, carrera, mordisco, nuestros valientes amigos vuelven al poblado y se esconden en la iglesia, como si eso sirviera para algo. En la isla parece que sea agosto, porque se llena de golpe y porrazo. Un montón de zombies en ropas grises y resquebrajadas acosan la iglesia, sin darse cuenta que no va a haber para todos. Como se ve que son novatos en esto de aniquilar muertos vivientes, los protagonistas se dedican a dispararles al pecho y darlos por muertos sin más. Que sí, que muertos están, pero que hay que darles en la cabeza, que parece que no aprendemos. Se lía la de San Quintín cuando hay que prenderle fuego a la iglesia porque eso ya pinta mal, muy mal, y tienen que escapar pasando por encima del cadaver resurrecto del occidental misionero.
He intentado aplicar todas las disciplinas: bacteriología, virología... eincluso radiología. Hemos hecho pruebas de epilepsia y catalepsia... ¡y todo ha sido en vano! dice el médico antes de morir.

Malos tiempos para la lírica

Hutch y la de la comunión están intactos,pero el Nick Nolte B tiene las horas contadas cuando sube al barco que les hará abandonar la isla.
La palma, y los dos ilusos se creen que conservando su cuerpo (incluso después de zombie) hará que en USA puedan estudiarlo.
Pero al llegar a USA la situación no es mejor. Los zombies se han apoderado de Nueva York (ahí, ahí, traductor) y caminan sobre el puente de Brooklyn. A los habitantes no les parece importar mucho, a juzgar por el tráfico bajo el puente, pero a un pobre locutor de radio, que muere en directo como los valientes, es la última víctima de este apocalipsis caribeño servido a ustedes con grandes dosis de sangre, vísceras y descerebrados (vivos o muertos).

Ojo al humo que sale de las torres.


viernes, octubre 27, 2006

La isla no es lo que parecía

Plane dead.




Olvidaos de remakes de moda de pelis antiguas o de la mediocre Serpientes en el avión, una película que jugaba con el elemento de que le tienes que tener miedo a las serpientes para poder angustiarte un poco.
Ésta. Ésta sí que promete, y es que a ver quién es el valiente que no se acojona con unas hordas de zombies irrumpiendo en primera clase mientras te tomas tranquilamente una copita de champagne.
Un científico viaja a bordo de un vuelo de LA a París, donde lleva un cuerpo infectado por un virus. El avión acaba de pleno en una tormenta, donde el virús acabará liberándose. El resto no os lo cuento, que no creo que haga falta.



Joder, la acabo de descubrir y ya estoy ardiendo en deseos de que se estrene. Promete ser de lo más freak visto en mucho tiempo, y además no tiene a la Elsa Pataky y sí a Kristen Kerr, bastante más maciza en mi opinión.



Si eres un fanático zombie, babea, escupe, grita, mutila, masacre, come carne cruda, pero por lo que más quieras, no te pierdas esta película. Advertido quedas.





El día del juicio final